lunes, 30 de octubre de 2017

EL ORDEN DE LOS FACTORES SÍ ALTERA EL PRODUCTO

Hace algunas semanas comencé a leer un libro escrito por un compañero de la Maestría. Se llama Matemáticamente tenemos chance. (El libro, no el compañero!)

Está muy bien escrito y a pesar de mi ya reconocido y asumido analfabetismo matemático, la lectura es amena, y hasta alguna cosa he aprendido y recordado.

Entre tantas cosas, una me dejó pensando varios días... el orden de los factores...

Por años hemos repetido una y otra vez como maquinitas el viejo y querido dogma de que el orden de los factores NO altera el producto y lo hemos utilizado una y mil veces cuando hicimos algo en un orden diverso al que correspondía o a la costumbre, a modo de disculpa y casi de deseo de que nada ocurra...


No lo altera en ese ambiente pulcro y prolijo, casi de laboratorio que parecen ser las matemáticas, siempre y cuando se den ciertas condiciones, porque si no, incluso en ellas, puede  darse ese curioso fenómeno de que el orden de los factores SÍ altere el producto.

En la vida sin dudas el orden de los factores lo puede cambiar todo... No es lo mismo conocer a las personas antes o después de alguna cosa, por ejemplo antes o después de casarte antes o después de recibirte, de enviudar, de enfermarte o de curarte, de dejar de caminar, o de ver. No es lo mismo porque cada persona llega a tu vida el día y a la hora justa en que debe llegar, y a veces te llevás sorpresas qe nunca soñaste... la vida no es un laboratorio con ambiente controlado.

Muchas veces encontramos personas en la vida y solamente las vemos, están en silencio, y un día las descubrimos sin querer, porque simplemente llegó el momento mágico de entender el para qué... y cuando esa alquimia se produce las cosas cambian de color, comienzan a tener otro sentido y nos damos cuenta que esos seres maravillosos y de luz estaban ahí sin que nos diéramos cuenta.

Nos enteramos sus vidas, sus milagros, los grandes, los pequeños, los cotidianos y los asombrosos, los admiramos y los queremos, y en otros casos, veremos sus miserias y abriremos paso para que sigan caminando con sus cargas negativas hacia otros rumbos

Todos llegan a nuestras vidas cuando deben llegar, ni un segundo antes, y así es como se van, con la misma fatidica cronometración... y nos preguntamos dónde estábamos que no veíamos... Y no es que no veíamos, es que simplemente no era tiempo de que nuestra alma los apreciara cabalmente, los sintiera y aprendiera su lección. 

Siempre hay que dar gracias, disfrutar mientras están, alejar a quienes hacen daño, alejarse de quienes hacen daño. Estar con todo con quienes nos hacen bien. Apoyar y querer.

No siempre se puede todo lo que queremos. No siempre tenemos a todos quienes quisiéramos para sentirnos plenamente felices. Hay que aprender a ser felices con las noticias de cada día. Basta a cada día su veneno decían los romanos... pues que baste a cada día su alegría también... no seas malagradecido! Vivir y disfrutar es un regalo finito... no se puede desperdiciar. No maldigas porque alguien vive y alguien que amas ya no vive. Alégrate por cada persona que quieres que está viva. Eso aliviará la pena por los que ya no están y también desde donde estén serán felices al ver que cambias dolor por sentimientos buenos.

La vida es demasiado corta para desperdiciarla sufriendo por lo que no podemos solucionar!





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